lunes, 23 de noviembre de 2020

En tierra, el pájaro olvida cantar - Palabras para la poeta Luisa Fernanda Trujillo


Llegué tarde a la presentación de la poeta colombiana. No me enteré a tiempo que hace más de 4 años había empezado un diálogo con la muerte. Siento necesario leer alguno de sus primeros poemas publicados en su perfil de Facebook. Los primeros, aún sin título, como huérfanos esperando un número de vuelo. A partir del 2010 sus poemas empiezan a anidar en publicaciones, revistas o antologías. Leyendo sus primeros textos me asalta la inquietud de si su diálogo con la muerte empezó mucho antes. Nuestra Poeta es hija de una Colombia convulsa en los años 60. La Colombia convulsa por su historia trágica y su política bipartidista. Sus letras también son herederas de esta época; de la violencia y de la guerra. ¿Será que todos empezamos a morir una vez empiezan a vivir nuestras letras y las echamos a andar? ¿Será que todos somos herederos de un trozo de muerte cultivada en un país y nuestra misión literaria es irla sacando poco a poco de adentro en la catarsis de las letras? Su poesía va desde los temas universales desplegados sobre un lenguaje limpio hasta la imagen precisa y concisa de un pájaro que fallece sobre el regazo de una ventana. Siempre, siempre habrá pájaros desperdigados como estrellas guías en sus poemarios.

En su primer poema publicado como nota en su perfil de Facebook reza el primer verso:Entre las ramas de los árboles / amanece el gris perlado. Es el preámbulo de un inicio, el inicio del día y cuando termina. Este primer poema no tiene título. Es un poema con una imagen que amanece entre los árboles con rocío. Tema e imagen que retomará en su segundo libro con el poema Esbozo. Sus escritos penden de cuatro grandes hilos estructurantes de su obra: La vida, la muerte, la ciudad y el amor. La vida y la muerte porque sus inquietudes literarias, inculcadas por sus padres, la llevaron desde muy joven a dialogar con aquel contexto convulso. Siempre supo que tenía algo que escribir, algo que enseñar y algo que informar. Y lo hizo: como poeta, docente y periodista. La ciudad, en ella suceden los diálogos íntimos entre la muerte y la vida cuando se encuentran en una esquina. El amor es el tema predominante de su último poemario; y el amor es una manera de empezar un viaje. “La poeta murió en paz y de forma serena haciendo frente al nuevo viaje que inicia”, decía el anuncio de su partida.

Primero enfermó de poesía, y la poesía como la enfermedad también es un diálogo entre la vida y la muerte. El pájaro cuando está en la tierra no canta y a la poeta no le gustaban las alturas ni viajar en avión. ¿Y cómo vencer a la muerte con la poesía? ¿Se puede salir vivo de ella? Mientras avanzo en su obra los títulos de sus libros parecen el preámbulo de una despedida, o mejor, de una promesa de regreso, como la costumbre de nuestra raza urbana o como un “por si acaso”: De soslayo, prendada (2010), Trazo en sesgo la noche (2012), En tierra, el pájaro olvida cantar (2017) y Mí por siempre jamás (2019). El segundo está disponible en línea. De este libro, Pasos es un bello poema que encierra esa tradición de creer que la persona que está próxima a morir empieza a recoger los pasos. Creencia que encierra en el fondo la idea de la circularidad, y tal vez de la inmortalidad; visitar los mismos lugares, frecuentar las mismas personas, decir las mismas cosas, llorar los mismos muertos que nos han acompañado: Recoger los pasos caídos en los años / Recuperar sus huellas del olvido /  sacudirles el polvo que dejó el anhelo /  Encontrarlos en vida, añejos no perdidos / Devolverles la inmortalidad de espejo / que la savia de un beso puede darles / Sacar del ropero un traje a su medida / Vestirlos / no sea que la muerte llegue.  En su último poema Ronroneo, del mismo libro, relaciona aquel acto de la cotidianidad de cocinar con el acto de despedida: preparo omelettes /  salteo recuerdos como quien / prepara una cena a la despedida.

 Leer a Fernanda Trujillo es encontrase con un lenguaje erótico que dice sin decir y que esconde lo evidente: regada su simiente / en cada encuentro / germina / en mi boca. También, su mirada es un ojo avizor sobre los detalles urbanos, en un detalle lo dice todo: en una calle / un niño hace viejos los zapatos de caminar / descalzo. Y en pocas palabras dice lo que deseamos muchos mortales; manipular y eternizar el tiempo: doblamos el tiempo / lo hicimos superficie / sin vértices / ni abismos.

¡Poetisa!: ¿Has vencido a la muerte o la muerte ha sido el triunfo? La muerte es el objeto a quien la extensión de tus letras le ha dado vida. Le cantaste sin miedo a un destino pero te inmortalizaste en cada voz viva que vuelve a tu obra. Ahora somos nosotros los pájaros que cantamos tu eternidad. No es el 20 de agosto de la pandemia tu fin, es tu regreso. Has vuelto a cantar entre las ramas de los árboles como un amanecer gris y perlado. Ahora, sin miedo a volar en paz.

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